La emoción de sentir el sabor de casa
Uno de los motivos por los cuales disfruto de cocinar es
porque para mí es una forma de dar amor a las personas que quiero. Cocinar no
es simplemente dar de comer, sino también es una forma de transmitir un mensaje
de cariño, un conocimiento sobre los distintos sabores e ingredientes y además
es un aporte al crecimiento de la cultura alimentaria de nuestras naciones,
porque la tradición gastronómica de un país nace en los hogares y se transmite
entre las personas.
Cuando nos alejamos de nuestra casa, por placer o por
trabajo, al principio solemos disfrutar de la incursión en la cocina del lugar
que estamos visitando. Sin embargo, después de un tiempo la sensación de desarraigo
nos mueve a buscar esos sabores que nos recuerdan a nuestro lugar y más aún, a
nuestra casa, porque necesitamos sentir que a pesar de que estamos lejos del
hogar, los sabores pueden hacernos sentir nuevamente en casa.
Esto lo demuestra muy bien Carmen, la protagonista del video,
una joven que vive por trabajo en el Ártico desde hace tres años, lejos de su
tierra y su familia. En el momento en el que ella prueba el plato preparado por
su madre, que estaba ahí sin que ella lo supiera, la expresión de su rostro se
transforma y las emociones le brotan de los ojos. Estaba sintiendo ese sabor de
hogar, el sabor a su propia casa, ese que tanto extrañaba.
Las madres y las abuelas tienen esa capacidad, como la mamá
de Carmen, de construir recuerdos a partir de sus platos de comida. Y para eso
no hace falta ser una gran cocinera, sino simplemente usar el ingrediente
mágico en cada receta, el amor. Ese amor se traduce en pertenencia, en familia,
en hogar, en sabor a casa. El sabor de lo casero nos remite a nuestra infancia,
a la familia y al hogar; y aunque estemos lejos de eso en tiempo o en espacio,
si nos lo proponemos podemos detenerlo todo y volver a saborearlo una y otra
vez. Porque el sabor de casa nunca se olvida.
El post es patrocinado por Knorr - Los pensamientos expresados son propios.
Ensalada tibia (otoñal) de vegetales y lentejas
Qué bueno que el otoño ya está entre nosotros! (por estas latitudes). Podemos volver a prender el horno sin morirnos de calor, cocinar cosas calentitas y darle la bienvenida a los ingredientes más invernales que tanto se hicieron extrañar! Aprovechando el video que les acabo de compartir, quiero invitarlos a preparar esta ensalada tibia con esas verduras que, al menos a mí, me recuerdan a mi infancia, cuando mi abuela me esperaba a la vuelta del colegio siempre con algo rico y calentito.
Esta ensalada se puede comer sola, porque es un plato bien completo que gracias
al aporte de las lentejas nos produce saciedad y nos alimenta. Yo usé unas
lentejas turcas porque son muy rápidas de hacer, pero también las pueden
preparar con las comunes, con garbanzos, o con las legumbres que les gusten. Es
muy fácil de hacer, la pueden preparar
en cantidad y reservar en la heladera porque se mantiene muy bien por unos
días. ¡Les paso la receta!
Ingredientes Rinde
para 3 platos o 4 guarniciones
- Zanahorias: 3
- Berenjenas: 3
- Zapallitos redondos o largos: 3
- Morrón: 2
- Ajo: 3 o 4 dientes
- Lentejas turcas (las naranjas): 1 taza
- Sal: a gusto
- Aceite de oliva: a gusto
- Semillas tostadas: 1 cucharada
Procedimiento
Paso 1 Cortar las verduras en proporciones similares y cocinar por
7 u 8 minutos en un recipiente cubierto con film en el microondas, o al vapor. Precalentar
el horno a temperatura media.
Paso 3 Aceitar una placa y acomodar las verduras, agregar los dientes de ajo con cáscara y rociar con aceite de oliva y sal. Cocinar por 15 o 20 minutos hasta que se doren.
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